Un bosque a minutos del centro de Vigo

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XOAN CARLOS GIL

La senda del río Eifonso, en Bembrive, permite envolverse en una vegetación atlántica exuberante con un gran valor ecológico y en cuyo recorrido se concentran varios molinos de agua

19 ago 2020 . Actualizado a las 15:47 h.

Paisaje, vegetación atlántica, variedad faunística y un enorme valor patrimonial son algunos de los valores que se concentran en los 4,4 kilómetros de recorrido del río Eifonso, entre el parque forestal de Beade y Mourelle, en la parroquia de Bembrive. Todo dentro del término municipal de Vigo. La gran urbe atlántica permite desconectar del mundanal ruido sin alejarse mucho de la iluminación urbana.

Es un corredor empinado que permite pasear por un bosque atlántico donde se suceden los amieiros, bideiros, abeleiras, salgueiros, carballos y un sinfín de especies caducifolias que, dependiendo de la estación anual, matiza el colorido como por arte de encantamiento.

El río, afluente del Lagares, concentra en sus riberas una serie de molinos de agua que aprovecharon la gran pendiente para moler el grano de los lugareños durante siglos. Hoy, aquella actividad rural quedó reducida al ámbito lúdico y ecológico, pero permite aproximarse a algunos modos de vida tradicionales. Los molinos de O Sorrego, Pedrosa o Burquiño son una muestra de aquellas formas tradicionales de actividad vital.

El recorrido por el bosque puede ser cuesta arriba o hacia abajo, dependiendo del lugar que se elija para comenzarlo. Y varía la percepción del entorno y, como no podía ser de otra forma, también el desgaste físico del caminante.

La ermita de San Cibrán marca un intermedio entre dos tramos bastante distintos. Mientras que desde Bembrive hasta el mencionado templo, el fluir del río marca el ritmo del camino, a partir de San Cibrán la ascensión se hace más prosaica. Por lo menos, hasta llegar a la aldea abandonada ya próxima al parque forestal de Beade, meta última del recorrido. Dicen los lugareños que los antiguos habitantes de este lugar bajaban andando a diario a Vigo, a una distancia considerable.

Uno de los puntos más exuberantes del camino se sitúa en la cascada de Bouzafría. Dependiendo de la época del año, esta fervenza se hace más o menos poderosa en su desparrame acuático. No es demasiado alta la caída del agua, pero su principal atractivo es su carácter recoleto, situado en un recodo del río de difícil acceso.

Desde hace años, el camino paralelo a este río se ha convertido en uno de los senderos vigueses más utilizados, quizá porque se puede llegar en transporte público hasta uno de sus puntos de inicio. Incluso, para quien pide más, permite continuarlo por rutas más largas, como la GR-53 y GR-58, que completan todo el perímetro boscoso del municipio.

Si se completa todo el recorrido de la senda del Eifonso, la recompensa es grande. Desde el parque forestal de Beade, justo al lado del campus universitario, las vistas son panorámicas, y la ría y la ciudad de Vigo se muestran distintas, casi armónicas.

Una vez arriba, existe la posibilidad de tomar alguno de los autobuses que conectan el campus con la ciudad. Si se rechaza esa posibilidad, no queda más remedio que deshacer el camino y reconocer detalles obviados durante la subida.

Cómo llegar

Está señalizado su inicio en la carretera que une Bembrive y Beade.

Patrimonio

Existen varios molinos de agua con distintos estados de conservación.