Las siete maravillas de Portugal
Descubrimos los siete monumentos nacionales más representativos de Portugal, escogidos por el público, entre los 793 monumentos nacionales que posee el país.
En el año 2006, el Ministerio de Cultura de Portugal, junto con Y&R Brands S.A. y Realizar S.A, llevaron a cabo una iniciativa para seleccionar los monumentos nacionales más representativos e importantes del país. El jurado, compuesto por expertos y notables personalidades, seleccionó 21 monumentos de entre los 793 monumentos nacionales portugueses.
Durante siete meses, fue el público quien votó a través de internet y por vía telefónica cuáles eran los mejores de esos 21 monumentos. Se escogieron así los que serían conocidos como las Siete Maravillas de Portugal. Hoy te descubrimos cuáles son.
1 Castillo de Guimarães
El castillo de Guimarães, en la ciudad homónima, en el distrito de Braga, se alza inconfundible con sus siete torres en esta zona norte de Portugal. Se cuenta que lo mandó construir una condesa gallega de nombre Mumadona, allá por el año 968, para que la población pudiera refugiarse de los ataques de los extranjeros, aunque años después la construcción se amplió. Su importancia histórica y su belleza provocaron que fuera seleccinado como una de las siete maravillas de Portugal.
2 Castillo de Óbidos
El castillo de Óbidos, en la villa del mismo nombre, es una fortificación del siglo XII que se alza a 79 metros de altitud. Desde 1950, en él se encuentra la Pousada Castillo de Óbidos, y todavía conserva gran parte de su magnificencia, como las ventanas de estilo manuelino, el aljibe, la torre del homenaje y su arco de entrada. Así que si estás buscando un castillo para dormir en Europa no dejes de tener en cuenta esta maravilla portuguesa.
3 Monasterio de Batalha
El Monasterio de Batalha, también conocido como el Convento de Santa Maria da Vitória, es uno de los mejores ejemplos del gótico tardío portugués, combinado con el estilo manuelino. En su interior se encuentra la colección de vidrieras medievales más importantes del país, dos impresionantes claustros (el Claustro Real y el Claustro de Dom Afonso V), la Capilla del Fundador, la Sala do Capítulo y las inacabadas Capillas Imperfectas. Una auténtica maravilla arquitectónica a 200 kilómetros de Oporto.
4 Abadía de Alcobaça
El primer templo gótico en Portugal, la Abadía de Santa María de Alcobaça, es otra de las maravillas del país. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1989, fue fundada por orden del primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, en el siglo XII. En él, es obligatorio visitar el Claustro do Silencio, la Sala dos Reis, la cocina, el refectorio y las tumbas de Dom Pedro y Doña Inés.
5 Monasterio de los Jerónimos
En Lisboa, el Monasterio de los Jerónimos de Santa María de Belém, con estilo manuelino, fue construido por orden del rey Manuel I de Portugal para celebrar el regreso de Vasco de Gama de la India. Tanto es así que las obras se financiaron con los impuestos de las colonias. Fue levantado sobre los restos de la antigua Ermida do Restelo, una ermita en la que el navegante y su tripulación rezaron antes de iniciar su viaje. Aquí precisamente se encuentran las tumbas de Vasco da Gama, del poeta Luís de Camões y del escritor Fernando Pessoa.
Destaca su impresionante fachada de más de 300 metros de largo, así como la Portada del Mediodía, el claustro y el Museo Nacional de Arqueología ubicado en una de sus alas.
6 Palacio Nacional da Pena
Durante el siglo XIX, el Palacio Nacional da Pena, en Sintra, sirvió de residencia a la familia real de Portugal. Declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, fue construido sobre los restos de un antiguo monasterio de jerónimos, destruido por un terremoto. El rey Fernando II adquirió sus ruinas y levantó en su lugar este hermoso palacio como regalo a su mujer: María II de Portugal.
Al igual que este palacio decimonónico, el entorno es espectacular, en plena Sierra de Sintra, así que no es de extrañar que fuera uno de los monumentos seleccionados entre las siete maravillas del país.
7 Torre de Belém
Uno de los símbolos de Lisboa no podía faltar entre las maravillas de Portugal. La torre de Belém, claro ejemplo de arquitectura manuelina, sirvió de torre defensiva en la desembocadura del río Tajo, aunque también fue utilizada como prisión, como faro y como lugar en el que recaudar los impuestos de paso para acceder a la ciudad.
Fue construida en honor del patrón de Lisboa: San Vicente Mártir, motivo por el cual también se la conoce como Torre de San Vicente o Castelo de São Vicente a par de Belém. En 1983 también fue catalogada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
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