Belleza y leyenda a los pies de Cioyo

Claudia Granda REDACCIÓN

VIAJES ESPAÑA

Ayuntamiento de Castropol

La cascada de Cioyo en Castropol, de 30 metros de altura, aguarda a sus visitantes resguardada de cualquier atisbo de civilización

14 feb 2019 . Actualizado a las 19:02 h.

A veces, las cosas más increíbles que te brinda la naturaleza están tan escondidas que llegan a pasar desapercibidas. Algo así ocurre con la cascada de Cioyo, resguardada de cualquier atisbo de civilización en medio del bosque. Un estrecho valle rodeado de montañas cubiertas de vegetación autóctona. Este salto de agua, situado en Castropol, es un lugar mágico no solo por la espectacular fotografía que conforma sino por la leyenda que esconde.

Cuenta la historia que una xana que habitaba el bosque se quedó prendada de un mozo que cada día bajaba al río a dormir la siesta arropado por el tenue sonido de las aguas. Una tarde de tormenta el intenso caudal se llevó río abajo al joven que vio cómo su vida podría terminar al despeñarse por la cascada de Cioyo. La xana, que cada tarde espiaba sus sueños, utilizó su magia para crear una pequeña poza al final del salto y, así, salvar la vida de su enamorado.

Cascada de Cioyo
Cascada de Cioyo Alejandro Badia

Así cuenta la leyenda el origen de la pequeña laguna que se sitúa al pie de la cascada y a la que los más valientes acceden para disfrutar de un agradable baño al finalizar la pequeña ruta que les lleva a este pequeño paraíso. El sendero comienza a medio camino entre Penzól y Vilarin, justamente en las antiguas escuelas, donde es recomendable dejar el coche para iniciar el recorrido a pie. A unos 50 metros de este punto comienza el camino, oculto entre robles. La mágica ruta de una hora de duración y con un desnivel de unos 160 metros transcurre a través de caminos empedrados y pendientes. Una maroma guiará el recorrido y ayudará en los momentos más complicados.

El recorrido tiene como protagonista el río Porcía que forma varios rápidos en distintos tramos de la ruta así como varios saltos hasta llegar a la espectacular cascada de Cioyo, de 30 metros del altura. Lugar de tranquilo descanso y recreo (con responsabilidad) para todos aquellos que logren llegar a sus parajes, donde cuenta que aún hoy, pueden escucharse los llantos de aquella xana enamorada.

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