Portugal merece una escapada

BEGOÑA ÍÑIGUEZ

VIAJES

BEGOÑA IÑIGUEZ

Caminata por la ruta vicentina. Recorrer a pie los senderos y acantilados de la costa lusa más desconocida es una buena opción para ponerse en forma después del confinamiento

07 jun 2020 . Actualizado a las 13:56 h.

¿Quién ha dicho que no se pueden hacer planes de viajes o escapadas? Hay vida depués del confinamiento más allá de nuestras cuatro paredes. Te proponemos como primer destino, después de la cuarentena, un lugar rodeado de naturaleza, la ruta Vicentina, en la costa suroeste de Portugal.

Podrás ir en coche hasta Vila Nova de Mil Fontes, en la costa alentejana, a 195 kilómetros al sur de Lisboa. Apárcalo en lugar seguro porque desde Vila Nova comenzarás a pie, o en bicicleta, la ruta Vicentina. Una aventura, segura y bien señalizada, que te llevará a recorrer unos caminos centenarios, trilhos dos pescadores, utilizados por los pescadores de antaño, junto a los impresionantes acantilados que bordean la costa Vicentina, en el Algarve occidental, hasta el cabo de San Vicente.

UN CAMINO A LA PORTUGUESA

Durante los días de la caminata, podrás contratar un servicio de transporte de mochilas, que las llevará hasta el alojamiento escogido, según los días y etapas, como ocurre en el Camino de Santiago, y te irá a buscar donde acabes la ruta. Otro de los atractivos es la gastronomía de la zona, auténtica, bastante desconocida y llena de sabor, en la que el pescado, el marisco, las carnes y migas alentejanas, cocinadas con hierbas aromáticas, son los grandes protagonistas, pudiendo descansar al final de cada trayecto diario en casas rurales y pequeños hoteles con encanto junto a la ruta Vicentina. ¿Te animas? Tan solo necesitas ganas de hacer ejercicio, disfrutar de paisajes de ensueño, del sonido del mar y una semana para recorrer esta zona virgen y sin explotar, en pleno Parque Natural de la Costa Vicentina.

Entre Vila Nova de Mil Fontes y Vila do Bispo hay 132 kilómetros, divididos en ocho etapas. La primera va de Vila Nova de Mil Fontes a Almograve y son 15,5 kilometros. Al día siguiente, de Almograve a Zambujeira do Mar, 22 kilómetros. Después de Zambujeira a Odeceixe, 18,5 kilómetros. La cuarta etapa va de Odeceixe a Aljezur, 22,5 kilómetros. Después de Aljezur a Arrifana, 17,5 kilómetros. Al día siguiente de Arrifana a Carrapateira, 20 kilómetros, y de Carrapateira-Vila do Bispo, 16 kilómetros. Por último de Vila do Bispo-Sagres, 20,5 kilómetros.

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ETAPAS FÁCILES

Todas ellas son etapas que oscilan entre fáciles y moderadas. «Todo depende de los días que se tengas para hacerla, del entrenamiento, la forma física y tus ganas de andar, aunque nosotros te recomendamos documentarte antes de emprenderla y seguir siempre los itinerarios que están indicados en nuestra página web, www.rotavicentina.com»,, declara Luís Leote Falcão, vicepresidente de la asociación que engloba a todas las entidades y empresas de la ruta Vicentina y propietario de Herdade do Touril, alojamiento rural, entre Zambujeira do Mar y el Cabo Sardão.

«Quien tiene más días comienza en São Torpes, junto a Sines, y algunos lo hacen en sentido contrario, comenzando en Vila do Bispo, o Sagres», explica Leote Falcão. «Se está produciendo un aumento significativo de caminantes del norte de Europa, que cuando llega la primavera se animan a hacer la ruta Vicentina, vienen con todo reservado, alojamientos, transporte de mochilas y traslados a Lisboa o Faro», indica.

PARADAS OBLIGATORIAS

La ruta Vicentina es muy rica en biodiversidad con gran variedad de plantas autóctonas y arbustos, junto a los senderos, además de numerosas aves que anidan en los picos de las rocas, sobre todo, entre Zambujeira do Mar y Almograve, en cuyos acantilados es común ver a cigüeñas y a sus crías. Es uno de los lugares más al sur de Europa donde instalan sus nidos. Vila Nova de Mil Fontes, construida en la Edad Media, en plena desembocadura del río Mira, es un lugar muy agradable para pasear, recorrer sus calles empinadas y disfrutar de la excelente gastronomía alentejana que ofrece A Tasca do Celso, uno de los mejores restaurantes de la zona, con decoración típica, comida tradicional y excelente producto. A pocos kilómetros está la playa de Almograve. Más al norte el caminante descubrirá el cabo Sardão, desde donde los días despejados se contempla el cabo de San Vicente, a un lado y la costa alentejana al otro.

Zambujeira do Mar es otro de los pueblos de pescadores más bellos del Alentejo, con sus calles blancas. Escogido por la mismísima dama del Fado, Amalia Rodrigues, para construir su refugio de descanso. En Zambujeira se encuentra el restaurante Costa Alentejana donde preparan unas estupendas cataplanas de pescado y se pueden degustar buenos mariscos, como percebes. Al norte de Zambujeira, en dirección a Odeceixe, en plena Ruta Vicentina, está la Casa de Amália, a su izquierda, el sendero discurre por una frondosa vegetación hasta la playa que lleva su nombre, en la que se construyó un acceso directo para la fadista. Muchos caminantes terminan la etapa en Azenhas do Mar, viendo la increíble puesta de sol, que se contempla desde su puertecillo, y bebiendo una imperial, caña, acompañada de algo de marisco.

Parada obligatoria, aunque sea solo para mojarse un poco los pies, es la playa de Odeceixe, donde oficialmente termina el Alentejo y comienza el Algarve. A partir de entonces, la ruta discurre por la Costa Vicentina y por playas tan paradisiacas como las de Arrifana, O Amado y Carrapateira, muy frecuentadas por surfistas de todo el mundo.

Una vez concluida la ruta en Vila do Bispo es recomendable contemplar la puesta de sol, en cualquier altura del año, desde el Cabo de São Vicente y conocer la animada villa de Sagres, donde el Infante Don Henrique el Navegante, tenía su escuela de navegación, que llegó hasta la India.