Seis destinos Patrimonio de la Humanidad en Brasil

Silvia Pato

VIAJES

Paraty
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Te proponemos conocer algunos de los destinos brasileños más especiales, catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

07 mar 2020 . Actualizado a las 09:00 h.

Son muchos los lugares de interés en un país tan extenso y rico como Brasil, y entre ellos destacan aquellos catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. No todos son muy conocidos por los viajeros y, sin embargo, sí que merecen una visita pausada.

Repasamos en esta ocasión seis destinos Patrimonio de la Humanidad en Brasil para que los tengas en cuenta si viajas al otro lado del océano Atlántico.

Ouro Preto

Ouro
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En el estado brasileño de Minas Gerais se encuentra la ciudad histórica de Ouro Preto, la cual se fundó a finales del siglo XVII. Su nombre significa «oro negro» y evoca a los antiguos buscadores de oro que se movían por la que era el centro de una explotación minera. Su valor es tal que fue el primer sitio en el país declarado como Patrimonio de la Humanidad en 1980.

Entre los monumentos que puedes admirar aquí se encuentran edificios religiosos como la iglesia matriz de Nuestra Señora del Pilar, la iglesia de San Francisco de Asís, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, la iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción y la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, así como el Museo da Inconfidência y el Teatro Municipal. A unos 8 kilómetros de Ouro Preto se localiza la Mina de Ouro da Passagem.

Olinda

Olinda
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Situada en el estado de Pernambuco, Olinda cuenta con un casco histórico también catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1982. Destaca su arquitectura religiosa, con la catedral de Olinda, monasterios como la de San Benito y el convento de San Francisco, así como edificios civiles que recuerdan a las construcciones portuguesas con aires brasileños.

Salvador de Bahía

Salvador de Bahía
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Si hay una localidad Patrimonio Mundial de la Humanidad en Brasil que aglutina el pasado cultural europeo, amerindio y africano es Salvador de Bahía, que fue primera capital del país. Aquí se instauró en 1588 el primer mercado de esclavos en América, para destinarlos a las plantaciones de caña de azúcar.

Resultan inconfundibles sus casas coloniales de colores,sus plazas y pelourinhos. De hecho el centro histórico de Salvador de Bahía ha terminado siendo conocido como Pelourinho. No te pierdas la catedral de San Salvador, la iglesia y convento de San Francisco, la iglesia de Nuestro Señor de Bonfim, el Mercado Modelo de Salvador de Bahía y el decimonónico Elevador Lacerda.

Fernando de Noronha

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Si hay unas islas paradisíacas en las costas de Brasil son las que constituyen el archipiélago volcánico de Fernando de Noronha. Aquí encontrarás la bahía de los Golfinhos y la concentración más grande de aves marinas tropicales del océano Atlántico Occidental.

Fernando de Noronha está formado por una veintena de islas, aunque solo está habitada la que da nombre a todo el conjunto, y suman un total de 26 kilómetros cuadrados. El archipiélago se catalogó como Patrimonio de la Humanidad en el año 2001 y, salvo en Fernando de Noronha, en las demás está prohibida la presencia humana. Si te gustan los paraísos naturales, las playas increíbles, el buceo y el turismo activo, no te defraudará.

Diamantina

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Brasil cuenta con otra de sus ciudades coloniales catalogada como Patrimonio de la Humanidad. Nos referimos a Diamantina,en la sierra de Espinhaço, denominada así por haber sido escenario de los buscadores de oro y diamantes durante el siglo XVIII. La ciudad, con su valioso centro histórico, destaca con sus callejuelas empedradas, el colorido de las fachadas y la combinación de elementos árabes y portugueses en sus edificios.

Paraty

Paraty
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Paraty es el último de los destinos brasileños que te proponemos catalogado como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Desde este lugar partían para Europa los cargamentos de oro que se extraía de las minas del interior, en un puerto en el que el tráfico de mercancías era una constante. El centro histórico todavía conserva su plano original del siglo XVIII, además de numerosas construcciones coloniales hasta principios del siglo XIX.