Lo que nadie te cuenta de Cuenca

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La provincia más montañosa de Castilla La Mancha esconde secretos y encantos que la hacen única y especial. Por eso, quienes los conocen los guardan a buen recaudo para que siga siendo un misterio todo lo que esconde

19 feb 2020 . Actualizado a las 14:04 h.

Así es. Basta con que una ciudad, una playa o un rincón especial se pongan de moda para que acaben perdiendo su encanto. Por eso, quienes tienen el placer de descubrir Cuenca se comprometen a que ni Instagram ni las tendencias le hagan ganar una fama excesiva y ayudan a mantener a buen recaudo todo el potencial que esconde esta ciudad y sus alrededores.

Cuenca se asienta entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar y, desde 1996, se considera ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su riqueza monumental. Una de sus principales características es que es una ciudad fortificada medieval conservada de forma excepcional. Pasear por sus calles y descubrir todo lo que esconde supone un remanso de paz para todo viajero que quiera huir del mundanal ruido de la ciudad.

Toma nota para que no se te escape esta lista de los lugares imprescindibles según Voyage Privé - Cuenca en tu próxima visita a Cuenca.

Tomás Fano

¿Qué ver en la ciudad?

Las Casas Colgantes son, sin duda, la estampa más conocida de la ciudad. De origen medieval, están realizadas en mampostería -un sistema de construcción tradicional mediante la colocación manual de los elementos-, con sillares -piedras labaradas en forma de paralelepípido- en las esquinas y asentadas en ménsulas -elementos estructurales en voladizo-, se asoman al río sobre el acantilado. Aviso a navegantes: solo tres de las casas se pueden visitar.

La Plaza Mayor de Cuenca, la más representativa de la ciudad, es el punto de encuentro de la parte alta. Los fines de semanas es el lugar de reunión para ocupar sus terrazas mientras se disfruta del aperitivo. Entre los puntos de interés de la plaza se encuentra el Ayuntamiento, el Convento de las Petras y la catedral de Nuestra Señora de Gracia.

Otra de las estampas más representativas de Cuenca junto con las Casas Colgantes son los Rascacielos de San Martín, ubicados en el barrio del mismo nombre, son un grupo de viviendas que tienen la entrada por la calle Alfonso VIII desde la que se aprecian tres o cuatro plantas de altura. Sin embargo, si se ven desde la parte orientada hacia el río Huécar parecen auténticos rascacielos. Una imagen de postal.

Visita obligada es a la Catedral de Santa María y San Julián, considerado el primer edificio construido en Cuenca tras la reconquista. Su fachada original se derrumbó y la actual, obra de Vicente Lampérez, se inspiró en la de la catedral de Reims.

La Torre de Mangana está construida sobre las ruinas del antiguo alcázar. Fue ya en el siglo pasado cuando su deterioro obligó a reconstruirla y dotarla de un aspecto que recuerda al de las torres de origen italiano. Aunque inicialmente se concibió como torre dedicada a la defensa, acabó adaptando función de campanario y reloj.

Entre 1533 y 1589 se construyó un puente de piedra sobre la hoz del Huécar, que acabó derrumbándose con los años. A principios del siglo XX se construyó el actual, conocido como Puente de San Pablo, y hecho de hierro y madera.

Muy próxima a la plaza de Trabuco, se pueden ver las ruinas de un castillo del s. XIII, del que se conservan fragmentos de la muralla y las torres, así como el arco de Bezudo, la que fue considerada como una de las antiguas puertas de entrada a Cuenca.

Pasear por la ribera del río Huécar es una de las vistas más famosas de la ciudad: la de las Casas Colgantes desde una perspectiva espectacular y dejándose rodear por la naturaleza sin alejarse del caso urbano.

José Luis Mieza

¿Qué ver en los alrededores?

A Cuenca se la conoce como la Ciudad Encantada debido al paisaje que se formó en la Serranía de Cuenca, donde el agua ha ido esculpiendo durante siglos las rocas para dar origen a unas curiosas figuras en forma de animales u objetos. Precisamente, antes de llegar a la Ciudad Encantada, el visitante se encuentra con lo que a primera vista parece un simple mirador de carretera pero que esconde unas vistas increíbles al Júcar y al entorno de la serranía conocido como El Ventano del Diablo.

Cerca también del casco urbano se encuentra el Monumento Natural de Torcas de Palancares, donde se reúnen 22 gigantescas depresiones también denominadas torcas y que conviven con las conocidas como las Lagunas de Cañada del Hoyo.

A poca distancia del pueblo de Saelices, el viajero puede descubrir Segóbriga, un yacimiento arqueológico de la época romana y muy bien conservado que cuenta con su foro, sus termas, su coliseo y su basílica.

Ya por último, es muy recomendable realizar una ruta entre pinos para ir descubriendo una serie de caras grabadas en piedra conocidas como Las Caras de Buendía. Se trata de una obra de Jorge Maldonado y Eulogio Reguillo, artistas que han conseguido esculpir a partir de la piedra arenisca unos rostros que no dejan indiferente a nadie.