La experiencia de disfrutar de una semana en un hotel con todo incluido

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VIAJES

Suena a tópico, pero viajar a Punta Cana a cuerpo de rey es algo que todo viajero debería disfrutar al menos una vez en la vida

30 oct 2019 . Actualizado a las 13:39 h.

¿Quién no ha comentado alguna vez a la hora de organizar un viaje la posibilidad de hacerlo en un hotel con todo incluido? Destinos como Punta Cana (República Dominicana), Riviera Maya (México) o Varadero (Cuba) son los primeros que aparecen en la cabeza de uno al hablar de “resort con pulserita”. Quizás sean los viajes a Punta Cana los que tienen más fama, aquella que le han dado los estudiantes que durante su “paso de Ecuador” o, para el resto de los mortales, haber llegado a la mitad de la carrera universitaria -antes Licenciatura o Diplomatura y ahora Grado- elegían como primera opción el país domicano y sus playas cristalinas para celebrar en pleno enero o febrero el haber superado los exámenes pertinentes y tener la excusa perfecta para disfrutar de la libertad, la juventud y todo lo que se pusiera por delante.

El buen tiempo constante que tiene esta región -enero y febrero son garantía de sol y calor en Punta Cana- y su amplia oferta de hoteles y vuelos a coste reducido, paquetes vacacionales especiales para grupos, la variedad de actividades acuáticas y de ocio y, cómo no, sus playas, hacen que sea el destino perfecto y asequible para estudiantes, pero también para grupos de amigos, familias y parejas.

Poder viajar con ofertas a Punta Cana todo incluido es cada vez más sencillo por la cantidad de demanda que hay y la enorme cantidad de hoteles que ofrecen estos paquetes en la isla dominicana, que prácticamente sería el 100% de los complejos.

¿En qué consiste un todo incluido?

Pero no solo de sus playas, plaisajes y actividades vive Punta Cana, sino que lo que le hace tan famosa es su “todo incluido”. Para quienes nunca hayan tenido puesta la conocida pulsera que te da derecho a pedir todo lo que quieras a la hora que quieras, sí, es cierto, no hay límites salvo algunos lujos concretos.

El régimen de estancia de “todo incluido” suele dar derecho a tener pensión completa, es decir, desayuno, comida y cena y, además, disfrutar de barra libre de comida y bebidas a lo largo de todo el día. ¿Qué significa esto? Pues que además de los espacios habituales donde disfrutar de las principales comidas del día, este tipo de hoteles tienen a disposición de sus huéspedes snacks bar, pool bar o buffets repartidos por diferentes puntos para que si el hambre o la sed aprietan siempre haya algo que llevarse a la boca. Pizzas, hamburguesas, cócteles de todos los tipos con y sin alcohol, cerveza, cafés, dulces, helados, canapés… todo este tipo de alimentos y bebidas están siempre en bandeja para quien quiera saborearlos sea la hora que sea -es posible que en algunos hoteles haya limitaciones, especialmente por la noche-. El todo incluido también da derecho a cenar en ciertos restaurantes temáticos dentro del hotel para no repetir siempre en el buffet: italianos, chinos, japoneses, tailandeses o españoles suelen ser algunas de las opciones que se ofertan. Y, además, incluyen actividades de animación tanto para adultos como para niños.

Rara es la ocasión en que los huéspedes, teniendo la opción de poder contratar un “todo incluido” no lo hagan, ya que la diferencia de precio entre media pensión y la opción más completa (hablando siempre de reservar con antelación para que la tarifa sea aún más ventajosa) es bastante poca. Compensa totalmente, ya que si hemos escogido media pensión pero al final acabamos consumiendo como si estuviésemos en un todo incluido, ahí sí que se va a resentir el bolsillo. No hay duda, merece totalmente la pena ponerse la pulserita y solo preocuparse de lo que uno va a elegir entre tantas opciones gastronómicas y lúdicas.