Lánzate a las Maldivas suizas

VIAJES

CHAPUZONES SIN MAR Tres, dos, uno? ¡Splash! Es hora de que te mojes. ¿Quieres darte el mejor baño del año? Si quieres ponerte a remojo vuela a Suiza. La ciudad del queso y el chocolate es la reina de los lagos, ¡y qué lagos!

24 sep 2018 . Actualizado a las 09:27 h.

Ven, acércate, no tengas miedo. ¿Quieres una foto?». Un Roger Federer virtual en tamaño real te espera nada más poner pie en tierra en el aeropuerto de Zúrich. En la ciudad del mundo con mejor calidad de vida, y la más importante del cantón alemán, hay lago de sobra para dar tus primeras brazadas en el país helvético. Suiza es mucho más que chocolate, queso de locura, relojes que nunca fallan y banqueros. En este país en el que todo está increíblemente limpio y ordenado; donde la segunda fila solo se ve en películas de terror y donde la gente todavía te saluda al pasar, se esconden los mejores chapuzones que puedas imaginar. Sí, el país sin mar es un oasis de lagos esperando a que te lances. El salto lo eliges tú. Eso sí, sé prudente al caer.

Hay lagos que te dejan con la boca abierta, como Seealpsee. Cuentan los suizos que este era un pequeño secreto de los habitantes de Appenzellerland, la zona montañosa y de cuento que rodea Appenzell. Famoso por sus quesos, sus licores y sus cervelats (salchichas gigantes), Instagram convirtió en un must este lago de película. Para verlo hay que sufrir un poco: después de aparcar el coche (o de llegar en tren) a los pies del Ebenalp, tendrás que pegarte una caminata de una hora cuesta arriba (con tramos de un 18 %) hasta llegar al lago de los lagos. La banda sonora del camino lo ponen las vacas y sus cencerros, que pastan a sus anchas por las montañas suizas. Una vez alcanzada la cima lo mejor es descalzarse, compartir espacio en el agua con los patos de la zona, y preparar un pícnic con cecina y queso cortado, por supuesto, con una buena navaja suiza.

¿Ya has agotado la batería del móvil haciendo fotos al Seealpsee? Espera a llegar al Caumasee: el lago azul escondido entre abetos en Flims. Esta zona famosa por los deportes de invierno es el refugio perfecto para darse un señor baño. Para llegar tienes que bajar la montaña en un ascensor panorámico. Hay que pagar entrada para entrar y en el lago tienes todo lo que puedes encontrar al pie de cualquier playa: barcos, colchonetas de patitos, pádel surf y un agua con la temperatura del Atlántico, perfecta para refrescarte y sentir que estás de vacaciones con la única compañía de Heidi y Pedro.

Lucerna es una de las postales de Suiza. Su lago lo atraviesa el puente medieval más antiguo de Europa, Kapellbrücke. Allí puedes comerte un helado mientras mojas los pies en el agua. La ciudad está llena de vida, tiene un festival de música clásica, y es uno de los puntos preferidos de los asiáticos para cargar las muñecas de relojes suizos. El recorrido continúa por Weggis, con sus embarcaderos de madera y sus hoteles que parecen obra de Wes Anderson.

SALTOS TICINOS

Italia parece, Suiza es. En el cantón italiano, en el Ticino, puedes darte el gustazo comiendo en un grotto todo el queso y salchichón del mundo, y después subirte a un barco en Ascona y recorrer el lago Maggiore con la esperanza de cruzarte con George Clooney. A una hora de Locarno, después de atravesar una carretera llena de curvas a los pies de la montaña, espera Lavertezzo, uno de los pueblos más bonitos de Suiza, con un lago con aguas cristalinas. Desde el puente medieval, los más valientes se lanzan al fondo helado del conocido como las Maldivas suizas.

DE ZÚRICH AL TICINO

El lago de Zúrich divide la ciudad en dos. Si tienes suerte y las tormentas no llegan, podrás probar el baño público de Frauenbad o la piscina de Seebad Enge. En el cantón italiano, las aguas cristalinas de Lavertezzo fueron bautizadas como las Maldivas de Suiza.

SALTOS DE GRAN ALTURA

Escondidos en el medio de las montañas, Suiza está llena de lagos de postal esperando a que te pongas a remojo. Entre ellos, Seealpsee, en el cantón de Appenzell, al que se llega después de una caminata empinada de una hora.