Es la cara menos visible pero también la más impactante: la del litoral contemplado desde el mar
25 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Subimos a montañas para alcanzar el mejor plano. Nos alejamos para conseguir una buena panorámica. Pero pocas veces nos embarcamos para ver, de tú a tú, el rostro del litoral de Galicia. «A perspectiva cambia totalmente», asegura David Trillo. Con su lancha, Robinsón da Lobeira, fondeada en Corcubión, ofrece una singular ruta. La de los faros por la Costa da Morte desde el mar. Contemplarlos de frente brinda una visión global de sus arquitecturas y su entorno que no se puede apreciar desde tierra.
«Como a lancha é pequena, poden ir como máximo cinco persoas, chegamos ao pé dos faros, metémonos en enseadas e en furnas. Bordeamos faros como o de cabo Vilán, o de Muxía, Muros... e tamén imos, e baixamos, no faro das Illas Lobeiras», explica Trillo, marino mercante de profesión y, desde este verano, propietario de Navieira Jalisia. Un nombre que rinde homenaje a su utopía.
Travesías para ver
O Camiño dos Faros, una ruta de senderismo de 200 kilómetros que une Malpica con Fisterra, tiene así un complemento. «Á xente encántalle velos dende a auga», insiste Trillo. Cobra 20 euros por persona, 50 euros como mínimo en cada salida, que dura sobre dos horas. Él es patrón y guía al mismo tiempo. «Son percorridos moi persoais, onde se comparte a cultura e se coñece o patrimonio do mar», comenta. También hay la posibilidad de hacer el recorrido de noche. «Situarse polas estrelas e mesmo ver o mar de ardora. A visión dos faros é moi distinta nestas saídas nocturnas», añade. ¿Y si está nublado? «Iso é outra historia», replica Trillo. «Nos días de borraxeira ver os faros envoltos na brétema é alucinante», describe.
En Ortigueira, Queresvela comenzó hace cuatro años como una actividad complementaria al hotel que regentaba Álvaro Carrodeguas. «Los primeros clientes que llevé en el velero eran los del hotel. Ahora solo me dedico a las excursiones marítimas por la ría de Ortigueira y por cabo Ortegal. Salimos mar adentro y rodeamos Os Aguillóns. También bordeamos punta do Limo, en la Serra da Capelada», detalla Carrodeguas. Las vistas a los acantilados más altos de la Europa continental no defraudan. Desde abajo son, todavía si cabe, más imponentes. «Cada vez más, la gente reclama conocer la costa desde el mar. Disfrutan de la navegación y de la panorámica que obtienen de la ría», continúa. Sale desde Cariño, Espasante y Ortigueira. La mayoría de sus clientes son nacionales e internacionales. Muy pocos locales. «Y eso que muchos nunca vieron desde esta perspectiva el lugar donde viven». Cobra 30 euros por persona, 12 por los niños.
También en el norte lucense ha arrancado este verano otra propuesta para visitantes intrépidos. El bote Catro Vellos Mariñeiros, amarrado en el puerto deportivo de Viveiro, ofrece paseos por la costa más occidental de A Mariña, desde Viveiro hasta O Vicedo. Se detiene, además, en uno de los polos de atracción turística impulsados por el fenómeno de las redes sociales, O Fuciño do Porco -su nombre original es punta Socastro.- La vegetación y las monumentales formas rocosas de los despeñaderos son distintas sobre el agua. Una magnífica excusa para echarse al mar.