En estos cámpings se come de lujo

VIAJES

MIGUEL VILLAR

Si no admites cámping como sinónimo de comer bien, cambia el chip y súmate a una ruta natural en el entorno y en el plato.

13 jul 2018 . Actualizado a las 14:31 h.

Hay quienes, viendo juntos cámping y restaurante, dirían lo que Manquiña en aquella escena de bar de la película Insomnio: «¿Café con somníferos? Incompatibles». «Para nosotros el cámping y el restaurante son compatibles. Se integran perfectamente en el mismo concepto», dice Iria Asorey, al frente de A Grella, una brasería para echarse la mesa en el cámping As Cancelas, de Santiago, y no levantar campamento hasta la noche. Comer y acampar van con gusto en el mismo pack en esta ruta natural que conduce desde Oleiros a Baiona, cruza el Camino de Santiago en Sarria y mira a las Cíes como sobremesa 10. A estos cámpings «Michelin» se viene incluso sin días libres, sin tienda ni planes de bungaló, a disfrutar con tiempo del placer de la buena mesa.

AL RICO XURÉS

Pinchamos el tenedor en el concello de Muíños, en la orilla del embalse de As Conchas, donde vecinos y visitantes acostumbran a bañarse para refrescarse del verano ourensano. Desde hace años el complejo turístico de O Corgo cuenta con cámping y albergue, muy utilizado en campamentos para jóvenes y por deportistas, ya que las aguas del embalse son adecuadas para la práctica del piragüismo y otros deportes de agua. Desde hace seis meses, junto al cámping, está abierto el restaurante A Rola, ya una referencia para los amantes de la buena comida, para disfrutar de la mesa en un ambiente relajado y con vistas agradables. Puedes acercarte a comer, merendar o cenar sin necesidad de alojarte en el cámping. «La cocina nunca cierra», afirma Ángela Prieto, la propietaria. La especialidad de la casa son las carnes y pescados hechos a la brasa del carbón, en parrilla. Y la sugerencia estrella, el bacalao, a la portuguesa o en parrilla. Alberto Carvalho, el cocinero, prepara platos tanto portugueses como españoles, que se degustan en esta tierra arraiana en un ambiente único, con vistas al agua embalsada del río Limia y a las sierras del Xurés, lindantes con el vecino Portugal.

MARCOS MÍGUEZ

RELAX DE OLEIROS A BAIONA

Naturaleza, relax, arte gallego y mucho arte en los fogones son desde hace ya más de quince años las señas de uno de los cámpings gallegos que bien valen una larga acampada a la mesa. Este cámping está para quedarse, ¡y es un destino petfriendly, pero hoy, sobre todo, lo disfruta el paladar. Las pizzas, los arroces y el bacalao al horno de leña dan ganas de echar el ancla del día al plato y alargar sin fin la sobremesa en Los Manzanos. Este frutal espacio de Oleiros abre todos los días y nos lleva por la rúa Maceiras a un rincón con espacio para 200 personas, calcula Manuel Campaña, uno de los responsables, junto a su mellizo Juan Ramón, del restaurante al que muchos fuimos por primera vez para catar el «filete de venado tuerto». Hoy no lo tienen en carta, pero suplen su ausencia la empanada de berberechos, el pastel de centollo, el arroz con bogavante o el cochinillo al horno de leña, sugerencia del chef. «El bacalao es de los platos que más se piden», apunta Manuel. El porche y la sangría están para repetir una tarde o una noche más, como el surtido de helados artesanos con teja. A las ocasiones especiales se suma en este clásico de Santa Cruz la celebración de eventos familiares, como bautizos. ¿Acampamos? Un rato más y rumbo a Baiona, con destino a la tranquila playa de Ladeira, para una estancia que ya quisiera más de un resort.

Hace dos años que el Bayona Playa fue reformado, reinventando el concepto de cámping. Hoy, este lugar de referencia por sus «mobil homes» y el tobogán de la piscina ofrece carta de restaurante y carta de cafetería para atender a un total de unas 150 personas. ¿Platos best-seller? «Nuestros arroces, de carabineros, de bogavante, de bivalvos o de carne. Y los chuletones de Bandeira», dice Andrés Gómez, responsable de márketing y comunicación de este cámping para ir a comer y vacacionear.

El pulpo, las carrilleras y los pescados son los otros reyes de una carta muy tentadora en los postres. «Tenemos cinco que funcionan especialmente y gustan mucho-mucho a la gente», cuenta. ¿Cuál puede tentarnos más a repetir? «Las tejas con almendras y mascarpone, o bien la mousse de queso fresco o la de mango. Están entre los favoritos».

En verano hay una terraza perfecta para comerse un buen paisaje. La más grande del local, con vistas a la playa de Ladeira, el parador de Baiona y, de frente, las Cíes. Nigrán y playa América entran en un menú visual exquisito. 

SANDRA ALONSO

PARADA EN SANTIAGO

«A veces el cámping y el restaurante, aunque comparten espacio, se gestionan de forma independiente. El nuestro es otro concepto. Creemos que es básico comer bien en cualquier restaurante, aunque sea de cámping», afirma Iria Asorey, al frente con su hermano Luis del Cámping As Cancelas y su Brasería A Grella, en Santiago. Esta cocina triunfa en Galicia de la mano de un equipo. Y sus platos con tirón son la tempura de verduras, la ensalada de mango y langostinos, y «lo de siempre, el chuletón, que es la clave insignia de la buena mesa». Iria destaca un postre sin rival: ¡la sobremesa! «La gente valora la tranquilidad, el hecho de venir a comer y poder quedarse hasta la cena. Aquí nunca hay prisa. No cerramos. Las sobremesas pueden ser lo largas que quieras. Come, disfruta, relájate y aprovecha». Pues que aproveche...

El Camino de Santiago depara otro destino en paz, sabroso para el paladar y la cabeza. Nos vamos a Sarria. En un entorno para desconectar pero con wifi, está el Vila de Sarria, lugar de paso para quedarse que llevan el matrimonio y tándem profesional Jorge y Begoña, al mando de un cámping tranquilo con visitantes de todas las nacionalidades (sobre todo, nórdicos). «Yo estoy un poco en todas partes», dice Begoña, mano que combina tradición e innovación en los fogones. Al servicio de comidas que ofrecen a la gente de la zona (también para llevar a casa), el Vila de Sarria suma los banquetes. «En la cocina hay dos claves: la calidad del producto, y el de aquí es el mejor, y la dedicación», aseguran. «Un cordero no se hace deprisa y corriendo, hay que echarle tiempo. Y aquí preferimos atender a 30 personas bien que a 80 de cualquier manera», dice Begoña. El cachopo de setas les dio premio, pero el bacalao en su jugo no le va a la zaga. Bon appetit. E boa sobremesa.

CAMPING LOS MANZANOS 

MARCOS MÍGUEZ

Oleiros

Los arroces son uno de los platos estrella de este cámping petfriendly que es ya un clásico por su servicio a la mesa. Otra apuesta segura son el cochinillo y el bacalao al horno de leña. Deja hueco para el postre. 

BAYONA PLAYA

Marcos Canosa

Está en playa Ladeira y además de por su rico menú de vistas (a Baiona, las Cíes y Nigrán), este restaurante reformado hace dos años es hoy un referente para el paladar por la carne de Bandeira, el arroz con marisco y postres como el brownie, las tejas con mascarpone o el coulant de chocolate. 

BRASERÍA A GRELLA

Santiago

SANDRA ALONSO

Este restaurante es un todo con el Cámping As Cancelas, y su cocina, con el chuletón como rey de la carta, nunca cierra. «La gente valora comer bien y también la tranquilidad de alargar la sobremesa. Aquí nunca hay prisa».

VILA DE SARRIA

Carlos Castro

Sarria

Camino de Santiago kilómetro 113. Aquí un lugar de paso para quedarse, y echarse con tiempo a la buena mesa. Jorge y Begoña están al frente de este cámping con un cachopo de setas con salsa de queso do Cebreiro de premio. El bacalao en su jugo y el pulpo con gambas son bestsellers de la carta.