Diez pueblos imprescindibles en la Bretaña francesa

Hoy repasamos algunos de los pueblos franceses más bonitos en la siempre recomendable región de Bretaña


Localizada en el extremo oeste de su territorio, Bretaña es una de las regiones más hermosas de Francia, perfecta para aquellos que quieren conocer un lugar repleto de espectaculares paisajes, pintorescas localidades y siglos de historia.

Hoy te recomendamos diez pueblos imprescindibles de la Bretaña francesa para cuando tengas la oportunidad de acercarte a uno de los rincones más bonitos y mágicos de Europa. 

1 Vannes

En el departamento de Morbihan se encuentra Vannes, uno de los pueblos imprescindibles de la región. Con sus espectaculares murallas, casas medievales, su catedral, sus palacetes y torres defensivas, este es uno de los destinos veraniegos predilectos para muchos viajeros, ya que combina la historia con la cercanía a las playas y los puertos deportivos.

2 Vitré

 

Otro de esos pueblos de cuento en la Bretaña francesa es Vitré, en el que destacan su castillo, su iglesia, su museo, sus murallas, sus edificios medievales con entramados de madera y unas callejuelas que transportan a otro tiempo.

Esta zona se encuentra vinculada a la marquesa de Sévigné, escritora del siglo XVII que habitó en el magnífico castillo de Rochers-Sévigné (Argentré-du-Plessis), a escasa distancia de Vitré.

3 Concarneau

Si entre los pueblos amurallados de la Bretaña destaca uno es Concarneau, en el que destaca el cuadrante solar a su entrada. Su casco antiguo atesora numerosos sitios con encanto, entre los que destaca la plaza de Saint-Guénolé, el Château de Keriolet y la animación de su puerto con más de 200 barcos de pesca, pues es uno de los primeros puertos atuneros de Europa.

4 Fougères

Daniel Jolivet CC BY 2.0

Fougerès es espectacular. La que constituye una de las fortalezas más grandes de la Europa Occidental, construida entre los siglos XII y XIV, destaca con sus 13 torres, zonas ajardinadas y su casco antiguo, que conserva su esencia medieval.

5 Josselin

El impresionante castillo que se encuentra en Josselin, a orillas del río Oust, constituye la imagen representativa de este otro pueblo de la Bretaña, en el departamento de Morbihan, que conserva su pasado medieval. Lo más recomendable es conocer el barrio de Sainte-Croix, restaurado en el año 2006. 

También puedes recorrer el sendero del valle del Oust a través de 12 kilómetros de recorrido, a pie o en bicicleta, en los que verás sus iglesias góticas, sus parajes naturales y sus casas típicas.

6 Locronan

 

Con sus calles adoquinadas y sus paredes de piedra, Locronan constituye otro de los imprescindibles de la Bretaña francesa. Considerado uno de los pueblos más bonitos de Francia, su casco antiguo y el cuidado con el que se mantiene su aspecto medieval consigue hacer viajar en el tiempo a cualquier visitante.

7 Combourg

Reflejándose en las aguas de su lago, Combourg destaca con su inconfundible castillo del siglo XI, en el que habitó el escritor Châteaubriand, en la Torre del Gato. Así, se considera este hermoso pueblo como la cuna del Romanticismo. La belleza de sus edificios medievales con entramados de madera y la fachada de las casas decimonónicas no te dejarán indiferente.

8 Rochefort-en-Terre

 

Francis Théveneau CC BY-SA 2.0

Rochefort-en-Terre es otro de los pueblos más bellos de esta región francesa, cuyo aspecto pintoresco viene favorecido por la decoración de sus casas, siempre engalanadas con plantas y flores. Sus casas medievales, la calle de Saint-Michel, la plaza del Puits y su antiguo castillo, reconvertido en palacete en el siglo XX a instancias del pintor norteamericano Alfred Klots, lo convierten en un lugar muy especial.

9 Pontrieux

 

Bañada por las aguas del río Trieux, el pueblo de Pontrieux es famoso por sus antiguos lavaderos de piedra, que pueden contemplarse a través de un hermoso paseo en barca por el río que puede hacerse tanto de día como de noche. También es posible recorrer sus calles a través de paseos en carruaje y visitar los lunes su mercado semanal.

10 Dinan

 

El pueblo de Dinan alcanzó su apogeo entre los siglos XIV y XVIII, gracias a la importancia de su puerto junto al río Rance. No te pierdas su casco histórico, con la iglesia de Saint-Malo, la basílica de San Salvador, la Torre del Reloj y el castillo del siglo XIV al que se retiró la reina Ana de Bretaña.

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