Diez fiestas históricas gallegas que tienes que visitar

Se cuenta que, cuando las legiones comandadas por Décimo Junio Bruto llegaron al río Limia, los habitantes de esas tierras, para rechazar a los conquistadores romanos, les hicieron creer que era el Leteo (Lethes), el río del Olvido, aquel que si se cruza hace perder por completo la memoria. Así que los legionarios se negaron a cruzar para seguir con la conquista de la Gallaecia, hasta que Décimo Junio Bruto, tomando el estandarte de uno de sus hombres, cruzó a la otra orilla y, desde ella, fue llamándolos uno a uno por su nombre. Cada año, en el mes de agosto, se recrea este acontecimiento en la localidad de Xinzo de Limia (Ourense), al tiempo que se organizan actuaciones musicales, espectáculos circenses, un mercado artesano, desfiles y banquetes de época, entre otros.

Pontevedra es otro de esos lugares imprescindibles a donde tenemos que ir para disfrutar del Medievo en una feria franca declarada Fiesta de Interés Turístico de Galicia. La Feira Franca comenzó a celebrarse, nada más y nada menos, que en 1467, por un privilegio real de Enrique IV, que dio permiso para organizarla anualmente quince días después del 24 de agosto, día de San Bartolomé. Para la celebración, en el maravilloso casco histórico pontevedrés, las gentes visten de época, los comercios venden los vestidos más fabulosos y los lucen en sus escaparates, las calles se engalanan, el mercado se atiborra de gente y aquí y allá se celebran estupendos banquetes que se amenizan con música y desfiles.

Si en las provincias del sur de Galicia contamos con las emblemáticas fiestas medievales de Ribadavia y de Pontevedra, en las del norte, vale la pena destacar la de una villa medieval cuyo sobrenombre lo dice todo: Betanzos dos Cabaleiros.

La Feira Franca de Betanzos se celebra durante tres días en el mes de julio. Sus calles medievales y blasonadas se engalanan con estandartes y banderolas, y se convierten en el escenario de torneos, actuaciones malabares, recreaciones históricas, como la expulsión de los leprosos, y mercados en los que pasar una jornada inolvidable en esta Fiesta de Interés Turístico de Galicia.

Baiona fue la primera localidad del Viejo Mundo que tuvo noticia del descubrimiento de América. A su puerto llegó el 1 de marzo de 1493 la carabela la Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón y pilotada por Diego Sarmiento. Cada año, el fin de semana siguiente a ese primero de marzo se celebra, para conmemorar tal hecho, la Festa da Arribada. Las calles de la villa regresan al siglo XV con juglares, el mercado, torneos y una recreación de tal momento histórico. Si asistes a esta Fiesta de Interés Turístico Internacional, no te olvides de probar los ñoclos, un postre que dicen que curó a Pinzón del estado en el que venía, débil y enfermo, de aquel espectacular viaje.

La Batalla Naval de A Coruña conmemora el ataque a la ciudad de la escuadra inglesa comandada por Francis Drake en el año 1589, como represalia por haber intentado la Armada Invencible aquel ataque fallido contra Inglaterra. En la batalla, que se representa la segunda semana del mes de agosto, durante las Fiestas de María Pita, se puede disfrutar de un fabuloso espectáculo pirotécnico y de la entrada de los navíos en la bahía.

Cada año, en Vigo, se celebra la Festa da Reconquista, recreando lo acontecido en marzo de 1809, cuando la ciudad se liberó de la ocupación militar napoleónica. Se representan así los momentos más importantes de aquellos días en los que se expulsó a las tropas francesas de esta tierra, en unas jornadas en las que la ciudad y sus gentes regresan al siglo XIX.

Declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, la Romería Vikinga de Catoira se celebra desde 1960 cada primer domingo del mes de agosto, cuando se emula la llegada de los bárbaros en barcos que reproducen los drakkar vikingos, tal y como sucedía con frecuencia en estas costas.

El asalto a las torres de Catoira va acompañado de toda una fiesta gastronómica y un banquete vikingo, donde el vino tinto del Ulla es un componente fundamental de la celebración.

Si Galicia cuenta con grandes fiestas que recuerdan su enfrentamiento con los franceses, con los ingleses, la época medieval y su pasado romano, también hace lo propio con la cultura y las tradiciones celtas en celebraciones de tamaño más modesto, pero igual de recomendables. Por elegir una entre todas ellas, vale la pena citar el Oenach Atlántico de Sedes (Narón), donde se mezcla el celtismo con la tradición, la música y la artesanía, en una aldea castreña y que fue declarada, en 2014, Fiesta de Interés Turístico de Galicia.

La Festa da Istoria de Ribadavia, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional, está documentada desde el siglo XVII, aunque dejó de celebrarse en 1868. A partir de 1989, se revivió esta tradición que se ha convertido en una visita obligada, para los que gusten de la época medieval, el último sábado de cada mes de agosto. La villa, perfectamente conservada en sus trazos y edificios, regresa al pasado con la judería medieval, los torneos, los mercados, las representaciones teatrales y los desfiles. Habremos de tener en cuenta que también se establece un banco para cambiar las monedas, pues la oficial en los festejos es el maravedí.

Cada año, en el mes de junio, Lugo vuelve a convertirse en Lucus Augusti para celebrar el Arde Lucus, Fiesta de Interés Turístico Nacional. El casco histórico de la ciudad, bajo la atenta mirada de la Muralla Romana, se convierte en un hervidero de gente, la mayoría vestida de época, que disfruta de los combates de gladiadores, carreras de cuádrigas, un mercado, un campamento romano, un asentamiento galaico, banquetes y todo tipo de representaciones de aquel periodo histórico, como la venta de esclavos y la constitución del Senado.