Descubre las mejores calas escondidas en Galicia

Entre los muchos kilómetros de la costa gallega, es posible encontrar arenales para todos los gustos. Hoy os seleccionamos algunas de las mejores calas escondidas de Galicia para escapar del mundanal ruido.


Entre los muchos kilómetros de costa gallega, es posible encontrar arenales para todos los gustos: playas interminables, agrestes, tranquilas, urbanizadas, concurridas, ideales para la práctica de deportes acuáticos, y pequeños arenales y calas en las que perderse del mundanal ruido si tienes la posibilidad de llegar a ellas.

Algunas desaparecen en gran parte cuando sube la marea; otras son conocidas únicamente por los lugareños y los que han veraneado toda la vida en la zona; y alguna más hay cuyo acceso solo es posible para los que se desplacen en barco. Más o menos conocidas, para escapar de la masificación turística y lejos de ojos indiscretos, estas son las mejores calas escondidas de Galicia.

1 Castrillón (Laxe)

El bello municipio de Laxe también cuenta con unas playas increíbles. Aunque además de las más frecuentadas, podemos escaparnos a algunas de sus calas más resguardadas, como Castrillón. Y si después de disfrutarla queremos conocer una de las más curiosas de la zona, vale la pena acercarse a la playa de los Cristales, donde el mar convirtió un antiguo vertedero de objetos de vidrio en un suelo pulido de cristal y conchas.

2 Rosella (Valdoviño)

La playa más famosa internacionalmente del ayuntamiento de Valdoviño (A Coruña) es, sin duda, Pantín, donde se celebra cada año el Pantín Classic PRO. Sin embargo, el municipio cuenta con escondidas e impresionantes calas, como Rosella.

El nivel de ocupación de Rosella es bajo, debido a la dificultad que supone llegar a ella. Por lo que si deseamos aislamiento y paz absoluta, en una playa virgen, resulta una escapada perfecta; aunque hemos de tener en cuenta que hay que ir con la marea baja y suele haber un gran oleaje.

3 Talón (Fisterra)

En Fisterra, la playa de Talón es una de las diversas calas a las que escaparse en el fin del mundo, donde podremos relajarnos y olvidarnos de la rutina. Podemos acceder a ella a pie o en barco, y disfrutar del impresionante paisaje marítimo desde el mirador de Talón.

4 Lopesa (Narón)

El municipio de Narón solo cuenta con tres pequeñas playas: Casal, Hortiña y Lopesa. Frecuentadas por pescadores, son desconocidas por muchos, a causa de lo difícil que resulta llegar a ellas; aunque planear una jornada para descubrirlas es una delicia si tenemos en cuenta la ruta a través de los bosques y acantilados que hemos de recorrer para localizarlas.

Por ese motivo, para aquellos que prefieran paisajes más salvajes y combinar actividades como el senderismo y la playa, seleccionamos la cala Lopesa por lo espectacular de su entorno, a los pies de un islote con el que se funde, y que desaparece por completo con la marea llena.

5 Lagoelas (Cangas)

La cala de Lagoelas, en Cangas, es una de esas playas idílicas de las Rías Baixas. Este rincón de arena fina constituye un encantador lugar donde perderse en la provincia de Pontevedra, cuyos arenales suelen estar mucho más concurridos.

6 Cala Hawái (Pontedeume)

En el municipio coruñés de Pontedeume, en el lugar de O Cerrulo, en la parroquia de Centroña, se ha bautizado este arenal, por sus especiales características, como cala Hawái, a la que suele hacerse referencia de forma general como playa de Centroña, ya que se encuentra a la izquierda de esta. Esta singular cala, bordeada por vegetación, y de oleaje moderado, podemos descubrirla si tomamos la carretera de la costa que enlaza Miño con Pontedeume. Conociendo su apodo, poco más se puede decir.

7 Gures (Cee)

Gures es una de las playas más hermosas de la Costa da Morte. Situada en el municipio de Cee, su acceso ha contribuido a mantenerla alejada de las aglomeraciones y convertirla en un destino ideal para aquellos que no quieran ser encontrados.

8 Ribeira de San Cristovo (Ferrol)

©Silvia Pato

Ferrol cuenta con numerosos y extensos arenales de mar abierto, parada obligada para los amantes del surf, el windsurf y el kitesurf; pero en su estrecha ría guarda un tesoro que pocos conocen. En sus ensenadas, entre Cariño y el castillo de San Felipe se ocultan pequeñas calas que pasan desapercibidas para los viajeros, pues la gran mayoría no cuenta con señalización alguna. Entre estas, vale la pena destacar la apacible Ribeira de San Cristovo, cercana a la batería de San Cristovo o San Cristóbal. Además de acceder a ellas por los pequeños senderos de pescadores, también podemos desembarcar disfrutando del paisaje.

9 Isla de Tambo

Juantiagues (CC BY-SA 2.0)

La isla de Tambo, en plena ría de Pontevedra, guarda dos tesoros: Area da Illa y A Dreidá, pequeñas playas que no todos los que las conocen pueden visitar tantas veces como desearían. Este lugar impregnado de historia está gestionado y administrado por la Escuela Naval Militar de Marín, reminiscencia de su antiguo uso castrense. Para visitarla o ir a disfrutar de sus arenales hay que conseguir un permiso expreso, pues en la actualidad no se permite el desembarco. Cada verano en Tambo se celebra la romería de San Miguel.

10 Arnela (Sada)

Arnela es una de esas pequeñas playas cercanas a una zona urbana, cuyo entorno natural provoca que no esté tan masificada como se pudiera esperar. Resguardada, con fina arena, el sendero que conduce hasta Arnela forma parte de la ruta Costa Doce. Ideal también para embarcaciones, podemos alcanzarla en barco sin problema ninguno.

11 Olga (Ribadeo)

Por toda la Mariña lucense se extienden paradisíacas playas que sorprenderán a los viajeros. Como no podía ser de otra forma, también cuentan con calas recónditas para los que busquen paz, naturaleza y silencio. Así es Olga, un pequeño arenal en la parroquia de A Devesa (Santalla), en Ribadeo. Resguardada de los vientos en medio de un verde paisaje, uno de los mejores planes es perderse en este rincón de arena y cantos rodados.

12 Reboeira (Xove)

Al norte de la provincia de Lugo, en el municipio de Xove, se encuentra Reboeira, una hermosa cala de arena, bolos y rocas, cuya localización provoca que la afluencia de gente sea escasa. Como nos va pasar en la mayoría de estos parajes aislados, carece de caseta de socorrismo o aparcamientos, pero si vamos a perdernos del mundo en estos rincones escondidos, agradeceremos el contacto puro y absoluto con la naturaleza.

13 Mi Señora (Cedeira)

En Cedeira, en un recodo de aguas tranquilas, está Mi Señora, una cala virgen, situada cerca del faro da Robaleira, en las escarpadas costas de las Rías Altas. Aunque antes era más fácil acceder a pie a ella, en la actualidad, la mejor forma de hacerlo es en barco.

14 Areoso (Arousa)

Como broche final, aunque no sea exactamente una cala, pero sí un rincón fascinante para escaparse del mundo, como ejemplo de la diversidad de playas que alberga Galicia, nos permitimos destacar un islote espectacular: Areoso. Y es que la preciosa ría de Arousa puede presumir de encantadoras playas para todos los gustos, pero a este lugar en concreto solo se puede llegar en barco.

Areoso es un pequeño islote de nueve hectáreas, que configura un paraíso de aguas cristalinas y arena fina en el que olvidarnos del tiempo. Aquí o en cualquier lugar de la costa gallega, afín a nuestros gustos o preferencias, dependiendo de nuestro ánimo aventurero o tranquilo, encontraremos con seguridad más de un arenal que nos enamore y que siempre nos hará volver.

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