Las carreteras más peligrosas del mundo

El camino a los Yungas, carretera sin asfaltar que conecta la ciudad de La Paz con la región de los Yungas, en Bolivia, es uno de los trayectos de más alto riesgo por el que podemos conducir. Con sus tres metros de ancho en parte de su trazado y ochenta kilómetros de longitud, la conocida como Carretera de la Muerte fue catalogada como la más peligrosa del mundo en el año 1995. Con un promedio anual de doscientos nueve accidentes y noventa y seis personas muertas, sus curvas cerradas, la circulación en ambos sentidos, los precipicios y una meteorología que hace frecuente la presencia de nieblas y abundantes lluvias resultan una combinación explosiva para los conductores que tienen que atravesarla.

En 1936, se inauguró en Noruega la Escalera del Troll (Trollstigen), una carretera de cien kilómetros, con dieciocho horquillas de ciento ochenta grados y pendientes que alcanzan el nueve por ciento. Solo se puede circular por ella en verano, pues el resto del año permanece cortada a causa de la nieve, y se ha convertido en una de las primeras atracciones turísticas de Noruega. En 2012, Trollstigen fue reconocida como Ruta Turística Internacional.

Además de la Escalera del Troll, en Noruega se encuentra otra de las carreteras más peligrosas del mundo: la carretera del Atlántico (Atlanterhavsveien). Su trazado, de algo más de ocho kilómetros, es una auténtica pesadilla para muchos conductores que tienen que circular a través de un túnel de algo más de un kilómetro, cruzar el puente de Storseisundet, dar veinticuatro curvas cerradas en cuatro kilómetros y esperar que el oleaje no sea tan fuerte como para cubrir todo el asfalto. Aparte del peligro, la carretera del Atlántico es toda una aventura.

Probablemente la carretera Karakorum, que enlaza China con Pakistán, sea una de las primeras que a muchos nos viene a la mente cuando pensamos en carreteras peligrosas. Sus 1.300 kilómetros de longitud alcanzan, en determinadas zonas, los  4.693 metros de altitud y atraviesa los Himalayas, la cordillera de Karakorum y la cordillera del Pamir. Antiguamente, por aquí pasaba la famosa Ruta de la Seda.

La única forma de llegar a la localidad china de Guoliang es a través de la carretera que atraviesa este túnel en las montañas Taihang, en el cantón de Hunan. Este peligroso trayecto, que fue inagurado en 1977, discurre por un desfiladero de cuatro metros de ancho. Se cuenta que fueron trece habitantes del pueblo los que comenzaron a cavar y abrieron este túnel en cinco años. Con el paso del tiempo, se ha convertido en un destino elegido por muchos turistas, a pesar de que los chinos lo denominen «el camino que no tolera los errores».

La carretera conocida como Cola del Dragón (Tail of the Dragon), en Estados Unidos, ha llegado a convertirse en todo un foco de atracción turística, a pesar de ser una de las más peligrosas del mundo, o tal vez precisamente por serlo. Numerosos conductores viajan desde todas partes para recorrer las trescientas dieciocho curvas en un tramo de dieciocho kilómetros, algunas con nombre propio, como el Fin del Principiante, el Látigo o la Joroba. Como es fácil suponer, el Dragón se ha cobrado muchas vidas.

Esta carretera se encuentra en un paraje excepcional: el Parque Nacional Stelvio. El paso Stelvio se construyó en los años veinte del siglo XIX. Sus cuarenta y ocho curvas en veinticuatro kilómetros a 2.757 metros de altitud la han convertido en otra de esas carreteras catalogada como una de las más peligrosas del mundo. Puede recorrerse únicamente en verano y muchos moteros, ciclistas y automovilistas son auténticos entusiastas de su asfalto.

Tal vez no parezca una de las carreteras más peligrosas, pero lo es. La Moki Dugway, en Utah, cuenta con un tramo de cinco kilómetros en pendiente, con grava y constantes subidas y bajadas, que supone todo un riesgo para los conductores, si tenemos en cuenta que, además, suele helarse.

A pesar de sus 669 kilómetros de longitud, probablemente esta sea la autopista menos transitada del mundo. Esta carretera americana que se queda solo a mil kilómetros del Polo Norte, está considerada como la más helada del planeta, lo que la convierte en una de las más peligrosas.

En la isla de Maui, enlazando los pueblos de Kahului y Hana, se encuentra la carretera de Hana, con más de cien kilómetros de longitud y 59 puentes, la mayoría de ellos de un solo carril. Si a eso unimos más de seiscientas curvas, muchísimos viento y la necesidad de cerrarla con frecuencia por los deslizamientos de tierra, el riesgo al circular por ella en este entorno paradisíaco está asegurado.

Esta carretera de cuarenta kilómetros de longitud, asciende hasta los tres mil metros de altitud en su trazado y por ella circulan más de 750.000 personas al año. Sin quitamiedos, con impresionantes precipios, curvas cerradas y numerosas pendientes, el desfiladero de la Montaña Roja (Red Mountain Pass) exige extremar las precauciones y pone a prueba los nervios de cualquier conductor experimentado.