¿Por qué todo el mundo quiere ir a Japón?
Viajes
El país asiático seduce a los viajeros. Ha pasado de destino exótico inasequible a opción preferida por los que se deciden a hacer el viaje de sus vidas en un rincón del planeta en el que la sorpresa está asegurada.
11 Aug 2018. Actualizado a las 05:00 h.
Es un país de otro planeta. El tópico se hace real cuando se pisa suelo nipón. Calles limpias, y sin papeleras, niños que viajan solos en el metro y silencio. Silencio en Tokio, en la ciudad más poblada del mundo. El boca a boca, y las redes sociales, son imparables. También, la política del gobierno japonés, que ha visto en el turismo un filón para su economía. El Mundial de Rusia les ha echado otro cable. Las imágenes de los aficionados japoneses recogiendo la basura del estadio dieron la vuelta al globo. Si nota que cada vez más conocidos van de vacaciones al país del sol naciente no es una casualidad. Japón es tendencia. ¿Una prueba? La oficina nacional de turismo japonesa ha abierto otra en Madrid. Hasta ahora, la comunicación en castellano se gestionaba desde París.
«Es el destino estrella. Para lunas de miel y para todo», dice convencida Mar Santos, experta turoperadora de A Coruña. «Este verano es el lugar que más vendemos en la agencia», añade Santos, de Viajes Áncora. Misma sensación y balance ofrece Adolfo Díaz, responsable de Atlantis Travel: «Asia ha venido para quedarse».
Desde la isla que baña el Pacífico, la española Laura Tomás Avellana es la coautora de uno de los blogs más leídos en lengua hispana sobre el país, Japonismo. El tirón de Japón tiene cifras exactas. «En el 2017 España estaba a la cabeza de Europa en número de turistas enviados a Japón, registrando además un aumento de casi el 10 % entre enero y agosto del 2017 con respecto al año anterior», insiste Tomás. Los números del 2018 apuntan en la misma dirección.
RAZONES PARA IR
Si hace unos años interesaba sobre todo a los aficionados al manga y al anime, ahora atrae a todo tipo de viajeros «Claramente, lo más importante es el precio», expone Mar Santos. «Moverse es fácil y muy seguro -continúa la agente de viajes-. Desde aquí, por Internet, puedes concretar la hora de la cena en un ryokan. Nunca hay cambios. Cumple las premisas del que viaja y, teniendo en cuenta las distancias, es un destino asequible entre comillas». Adolfo Díaz, de Atlantis Travel, aporta presupuestos: «Hace tres años este viaje no bajaba de los 3.000 euros por persona. Ahora, lo puedes tener por 1.400. Hay vuelo directo con Iberia desde Madrid. 13 horas sin escalas. Si un Riviera Maya te sale por 1.200, la diferencia compensa». Mar santos coincide en las causas: «Pacific, Qatar Airways, Emirates, Air France... todas las aerolíneas están interesadas en el destino, hay mucha oferta y eso ayuda».
También hay quien apunta a la acción del gobierno en este abaratamiento de los vuelos. Donde sí que no se puede negar su intervención es en las estaciones de las ciudades más importantes: Tokio, Kioto, Nara u Osaka. Encontrar carteles de información en inglés era misión imposible a comienzos del 2010. Ahora, incluso los trabajadores del metro y del servicio de trenes tienen unas nociones mínimas de la lengua anglosajona. «Cada vez es una opción más realista, y eso no es casual. Los gobernantes japoneses se han querido subir al carro del turismo conscientes de los beneficios que reporta», explica Laura Tomás, que estudió en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto.
Pero, si lo que ve no convence, cualquier estrategia resulta inútil. «Vienen encantados. El idioma no es un problema. Los japoneses no hablan inglés, mayoritariamente, pero tienen voluntad de comunicarse y de ayudarte», cuenta Mar. En primavera y en otoño, por sus colores, o en verano por playas como las de Okinawa. «El turista -detalla Laura- tiene los neones de Tokio, grandes espacios abiertos como en Hokkaido, templos milenarios en Kioto, historia reciente en Hiroshima o castillos maravillosamente conservados en Himeji».
Con los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 a la vuelta de la esquina, el gancho parece todavía más fuerte. «En las parejas ha calado un mantra: Hagámoslo ahora por si mañana no podemos», revela Adolfo Díaz. «Tailandia se ve como algo típico. La gente quiere ir a sitios a los que no fue su vecino. Es el síndrome de Instagram», lanza Agustín Vázquez, de la agencia Viajes Rai. «Japón siempre ha tenido su público. Se vende siempre», contrapone Nuria Domínguez, de la agencia viguesa Turatlántica. No cree que sea flor de un día. «Te hace pensar. Es distinto al resto», concluye Mar Santos. Nunca el hogar de Mishima había estado tan cerca. La primavera es sin duda una de las mejores épocas para visitar el país. Está asegurado: Un destino asiático con puntualidad suiza y formalidad alemana. El neón no es el único que habita en Tokio. Los bosques son sagrados. La belleza de los templos puede llegar a ser abrumadora. La disposición es lo mejor del país.